
El valor de la vocación a una edad temprana

Santo Tomás de Aquino explica que la razón por la que San Juan Apóstol se llama a sí mismo 'el discípulo a quien Jesús amaba' era 'a causa de su tierna edad' y, el Doctor Angélico concluye naturalmente:
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Esto nos muestra cómo Dios ama de un modo especial a quienes se entregan a su servicio desde su más tierna juventud
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L a semilla de la vocación
La vocación sacerdotal y religiosa es un misterio de Dios. Dios llama cuando quiere y como quiere.
Por eso, la vocación no tiene edad, y precisamente por eso existen hoy en la Iglesia los Seminarios Menores, cuya finalidad, como dice el Concilio Vaticano II, es «cultivar las semillas de la vocación en los niños y jóvenes que desean consagrarse a Dios desde una edad temprana».
Vemos que se trata de «semillas de vocación»: el Seminario Menor ayudará a definirla, a concretarla y, sobre todo, a protegerla y ofrecerle un ambiente propicio para que se desarrolle.
Signos de una verdadera
vocación
Deseo de consagrarse

Conciencia de la vanidad de las cosas terrenas


Atracción por la oración

Deseo de consolar a Cristo que sufre
Espíritu de generosidad con Dios

Espíritu caritativo con el prójimo
Deseo de salvar almas



Espíritu de magnanimidad

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Aquellos que por amor a Dios y a su salvación eterna sienten en su corazón el deseo de abrazar el estado de perfección y santidad, pueden creer, sin duda, que este deseo
viene del cielo,
pues es muy generoso y está muy por encima de los deseos de la naturaleza
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